A partir de los 3 años las actividades en las salas se organizan principalmente en torno a las tareas grupales, coordinadas e integradas en un objetivo común.
Los niños se reconocen e identifican dentro de su grupo de pertenencia a la vez que sea da un paulatino incremento de la autonomía personal e independencia.
Se observa un aumento del control de la atención y la escucha que les permite mantenerse interesados en una misma actividad por un tiempo prolongando. Tanto el espacio como el tiempo se expanden y se amplían, apareciendo el "ayer, mañana y después".
El lenguaje verbal más amplio y enriquecido, ya no es sólo un medio de comunicación, sino también de expresión de ideas, sentimientos, juicios, fantasías y afectos.
Descubren innumerables situaciones nuevas, indagan sobre todo y preguntan todos los "porque".
Muestran un creciente juego simbólico y de imitación, realizando juegos que imitan la realidad y la vida cotidiana, dramatizaciones y construcciones.
Los "otros" adquieren gran importancia y hay una fuerte necesidad de contactos y encuentros con los pares.
El dominio de su cuerpo y los progresos motores le permiten llevar a cabo complejos propósitos, juegos de grandes movimientos y desplazamientos.